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Estrategias respaldadas por la ciencia para aumentar la masa muscular después de los 50 años

El avance de la edad implica una serie de cambios fisiológicos, entre los cuales se destaca la pérdida progresiva de ...

El avance de la edad implica una serie de cambios fisiológicos, entre los cuales se destaca la pérdida progresiva de masa muscular, fenómeno que expertos reconocen como sarcopenia. Según datos referenciados por The New York Times y respaldados por investigaciones científicas publicadas en ScienceDirect, a partir de los 30 años los adultos pueden experimentar una reducción de entre el 3% y el 8% de su masa muscular magra por década, tendencia que se acelera después de los 50 años.

Las causas de este proceso son múltiples: el músculo envejecido responde con menos eficacia tanto al estímulo físico como al consumo de proteínas. Además, la disminución en los niveles hormonales—como la testosterona en hombres y el estrógeno en mujeres—y un mayor nivel de inflamación sistémica dificultan la regeneración y el mantenimiento de la musculatura.

Estos cambios biológicos suelen manifestarse en dificultades crecientes para realizar tareas cotidianas, como levantar objetos pesados. Sin embargo, la literatura científica subraya que la inactividad física es igualmente determinante en la aceleración de la pérdida muscular. Buena parte de la atrofia observada se relaciona con la reducción o abandono de rutinas de ejercicio, además de alteraciones metabólicas y genéticas asociadas al envejecimiento.

Importancia del entrenamiento de fuerza en la adultez

Frente a este panorama, distintas fuentes coinciden en el papel clave que desempeña el entrenamiento de fuerza para mantener e incluso recuperar masa muscular en la adultez. Especialistas en ejercicios de resistencia han comprobado que personas activas a nivel muscular tienden a conservar mejor tanto la cantidad como la calidad de sus fibras musculares.

Estudios especializados, como los publicados en ScienceDirect, destacan que inclusive quienes han sido sedentarios pueden revertir parcialmente la sarcopenia si adoptan programas de entrenamiento adecuados.

El impacto positivo del ejercicio se expresa no solo en la masa muscular, sino en la funcionalidad y la autonomía a largo plazo. El músculo adaptado al esfuerzo es más resistente al desgaste, y el propio metabolismo se mantiene más activo.

Así, la recomendación de iniciar—o retomar—a cualquier edad la actividad física cobra especial relevancia, ya que la evidencia científica demuestra que nunca es tarde para ver resultados, aunque estos puedan tardar más en hacerse evidentes.

Estrategias efectivas para construir y mantener músculo a medida que se envejece

Para lograr avances tangibles en la masa muscular después de la mediana edad, los expertos coinciden en una serie de criterios prácticos. No es necesario recurrir exclusivamente a cargas pesadas: lo fundamental es provocar fatiga muscular en las últimas repeticiones de cada serie, un método eficiente para estimular el crecimiento de nuevas fibras.

De acuerdo con las directrices más recientes, conviene destinar al menos dos sesiones semanales de entre 20 y 30 minutos al entrenamiento de fuerza, incrementando gradualmente la intensidad para adaptarse al progreso individual y a la capacidad funcional del adulto o adulto mayor.

La constancia es otro pilar destacado en las recomendaciones tanto clínicas como científicas. El envejecimiento ralentiza la capacidad de recuperación y respuesta de los músculos; de ahí que sostener una frecuencia regular y evitar lapsos prolongados sin estimulación muscular sean acciones fundamentales para mantener los resultados obtenidos y evitar retrocesos significativos.

Papel de la alimentación y los suplementos en el desarrollo muscular durante la edad adulta

En paralelo al estímulo físico, la dieta cumple un rol decisivo. A medida que envejecemos, los músculos pierden sensibilidad a la ingesta de proteínas, es decir, requieren una mayor cantidad y calidad de estas para activar la síntesis muscular.

Los estudios publicados en ScienceDirect hacen hincapié en la importancia de adaptar la proporción de macronutrientes en la dieta, privilegiando las proteínas de alto valor biológico junto con carbohidratos complejos provenientes de cereales integrales, que proporcionan energía sostenida. Los carbohidratos simples, presentes en la fruta, pueden aportar un impulso energético antes o después del entrenamiento.

Algunas investigaciones y expertos señalan que la suplementación con creatina puede aportar un beneficio adicional para preservar o aumentar la masa muscular en adultos mayores, siempre bajo supervisión profesional. En todos los casos, el equilibrio y la adecuación a las necesidades individuales constituyen el eje de la estrategia nutricional.

Recomendaciones sobre la recuperación para adultos mayores y su impacto en la construcción muscular

El proceso de recuperación en la edad adulta demanda mayor atención que en etapas previas de la vida. El tiempo de descanso y la gestión del estrés adquieren protagonismo, ya que el exceso de inflamación asociada al entrenamiento intensivo puede perjudicar la recuperación muscular y aumentar el riesgo de lesiones.

Se aconsejan días de recuperación activa mediante actividades de bajo impacto, como caminar o realizar paseos en bicicleta a ritmo suave, evitando la sobrecarga de los mismos grupos musculares en jornadas consecutivas.

El sueño reparador y la reducción del estrés, según la literatura especializada, ayudan a mantener unos niveles inflamatorios adecuados y favorecen tanto la reparación como la construcción de nueva masa muscular.

Finalmente, aunque los resultados no siempre son inmediatos, la evidencia científica muestra que la paciencia y la regularidad traen consigo mejoras claras en fuerza, salud y autonomía en la vida cotidiana.

Hallazgos científicos sobre el envejecimiento muscular

Las publicaciones especializadas disponibles en ScienceDirect profundizan en los mecanismos biológicos específicos de la pérdida de masa muscular, destacando la importancia de un abordaje integral.

Se ha descrito el descenso en la actividad de las células satélite musculares —que cumplen una función regeneradora— y el aumento en los niveles de marcadores inflamatorios como factores que limitan la capacidad de respuesta del músculo adulto al estímulo físico.

Estas investigaciones fundamentan las estrategias combinadas de ejercicio de resistencia, nutrición adecuada y hábitos de recuperación para frenar la sarcopenia y mantener la funcionalidad en la vejez.

De acuerdo con los modelos científicos revisados, el entrenamiento constante y la alimentación óptima no solo ralentizan el descenso muscular, sino que mejoran la fuerza, la movilidad y la calidad de vida general, promoviendo la independencia personal y previniendo complicaciones asociadas al envejecimiento.

Fuente: https://www.infobae.com/salud/2025/10/17/estrategias-respaldadas-por-la-ciencia-para-aumentar-la-masa-muscular-despues-de-los-50-anos/

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