Una aerolínea cancela los vuelos a 5.000 pasajeros tras descubrir que las fundas de los asientos se limpiaron con agua
Finnair, la aerolínea nacional de Finlandia, con sede en Helsinki-Vantaa, es una de las más antiguas y asentadas en el mundo, con fuerte presencia en rutas entre Europa y Asia. La ...
Finnair, la aerolínea nacional de Finlandia, con sede en Helsinki-Vantaa, es una de las más antiguas y asentadas en el mundo, con fuerte presencia en rutas entre Europa y Asia. La compañía ha recibido distinciones en la industria por su puntualidad y servicio y es considerada una de las más seguras del mundo. La pequeña crisis que ha sufrido esta semana podría haber desmentido este extremo, pero la forma de comunicarla ha evidenciado transparencia y unos altos estándares de autoexigencia antes de poner un avión a volar.
La noticia es que lunes y martes canceló 40 vuelos, afectando a en torno a 5.000 personas. El periodista Pete Syme, de Business Insider, se ha puesto en contacto con un portavoz, que ha explicado a qué se debió. En concreto, Finnair suspendió temporalmente las operaciones de ocho de sus 15 aviones Airbus A321. Los aparatos se dirigieron todos ellos sin pasajeros al centro de operaciones en el aeropuerto internacional de Helsinki. El problema no era mecánico, ni climático, tampoco muy conocido. Lo reportó el fabricante de las fundas de los asientos.
Esta empresa, encargada de un elemento que pudiera parecer anecdótico o decorativo en las 209 plazas con las que cuenta un A321, no pudo garantizar a Finnair que no hubiera limpiado las fundas con agua, desconociendo que, de haberlo hecho, ponía en riesgo la estrategia de protección contra los incendios en cabina. “La seguridad es nuestra máxima prioridad y siempre seguimos las instrucciones de mantenimiento de los fabricantes, así como las directrices y recomendaciones de las autoridades”, según el portavoz a Business Insider.
Por qué no se pueden lavar con aguaA tenor de esos protocolos, lavar las fundas de los asientos de un avión con agua puede comprometer la protección contra incendios a bordo, ya que estos materiales reciben tratamientos especiales para retardar la propagación del fuego. Expertos en seguridad aérea advierten que algunos procesos de lavado, como el uso de agua en lugar de los métodos recomendados, pueden degradar o eliminar los compuestos ignífugos aplicados a las telas, volviéndolas más susceptibles a la combustión.
Esta modificación en las propiedades del material representa un riesgo adicional para pasajeros y tripulación, ya que reduce el tiempo disponible para evacuar y dificultaría la contención de un incendio en cabina. Por eso, la normativa internacional exige que las aerolíneas utilicen procesos de limpieza autorizados que garanticen la conservación de las características retardantes al fuego. Así, y aun siendo improbable que diera el peor de los escenarios, Finnair detuvo sus operaciones priorizando a sus clientes, aunque para estos fuera un contratiempo o molestia.
A seis minutos de agotar combustibleCuenta el mencionado medio de comunicación que el pasado junio, un vuelo de la holandesa KLM dio la vuelta en pleno océano Atlántico para regresar a Ámsterdam-Schiphol al percatarse de que el avión, en perfecto estado y sin reportar fallos, tampoco problemas entre los pasajeros, iba a superar la fecha límite de mantenimiento. “Para evitar que la licencia caduque durante el vuelo, se decidió volver para realizar ese mantenimiento en los Países Bajos”, ha confirmado un representante de la aerolínea.
Menciona también el vuelo de American Airlines hacia Nápoles que cambió de rumbo a Roma por emplear un avión más grande del habitual. En particular, un Boeing 787-9 en lugar de su 787-8 para esa ruta. Es seis metros más largo y sus requerimientos ante un rescate o incendio son diferentes, pudiendo suponer un problema para el aeropuerto de destino en caso de incidente.
La escrupulosidad de estas compañías en situaciones que bien podrían esconder si velaran únicamente por el negocio contrasta con otros casos en los que cancelar los planes es un imperativo, en ocasiones por negligencias. Solo recientemente hay varios ejemplos, como el vuelo de Ryanair que despegó de Pisa hacia Glasgow-Prestwick y debió aterrizar de emergencia en Mánchester por un grave error de cálculo: se quedó a solo seis minutos de agotar el combustible.