La historia de vida y superación de ‘Arepito’, el emprendimiento del migrante colombiano que se hizo famoso en redes por su puesto de venta de arepas en Canadá
Jorge Quinceno, un migrante colombiano conocido en redes sociales como @arepito1, encarna la historia de cientos de connacionales que con esfuerzo y resiliencia construyen nuevos caminos en el exte...
Jorge Quinceno, un migrante colombiano conocido en redes sociales como @arepito1, encarna la historia de cientos de connacionales que con esfuerzo y resiliencia construyen nuevos caminos en el exterior.
Desde niño, Quinceno soñó con llegar a Canadá. “Cuando tenía 10 años, un primo se vino a vivir a Canadá y, desde ahí, se me metió en la cabeza que algún día yo tenía que estar allá. A los 25 años, por fin pude llegar, y fue algo, de verdad, milagroso. Este fue el destino que siempre soñé”, relata con emoción.
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Este personaje saltó a la fama luego de que en redes se viralizó un video en el que dos ciudadanos indios que visitaban un feria de emprendimientos (comida) en Toronto, quedaron sorprendidos por el sabor de las arepas que prepara Quiceno.
Su vida en Colombia estuvo marcada por la humildad y las dificultades económicas, factores que lo impulsaron a buscar mejores oportunidades fuera del país.
“Vengo de una familia muy humilde; nos ha tocado guerrear y pasar por situaciones un poco complicadas”, recuerda. Pero no se considera a sí mismo una persona pobre, reconoce que los desafíos enfrentados configuraron su carácter y su deseo de superación.
Al llegar a Brampton, una localidad a 30 minutos de Toronto, Quinceno se enfrentó a un choque cultural difícil. Extrañaba a su esposa y a su hijo; la frialdad y el ritmo de vida de la sociedad canadiense contrastó con la calidez del colombiano promedio.
“Aquí la gente es fría. No sé si sea por el clima o por el ritmo de vida que se lleva, pero sí, la gente es un poco distante”.
El nacimiento de Arepito: un homenaje familiarLa historia de Arepito no está hecha solo de maíz, sino también de identidad, recuerdos y homenaje a los padres.
“Arepito significa lo siguiente: ‘Are’ por arepas y ‘pito’ por mi papá. Él fue quien me estuvo insistiendo para que las hiciera, y mis hijos y sobrinos no le dicen ‘papito’, sino ‘pito’. Entonces quise hacerlo así, como un homenaje a él”, explica.
Jorge Quinceno no vendió arepas durante sus primeros años en Canadá. Fueron los consejos y la insistencia de su padre, a quien visitó en Estados Unidos, los que lo llevaron a considerar el emprendimiento.
“Mi papá me insistía, me decía que montáramos un puesto de arepas. Y, pues, basado en la experiencia que teníamos de niños con las arepas que hacía mi mamá, siempre había esa necesidad”, le contó el colombiano desde Canadá en entrevista al diario El Tiempo.
Tras regresar a Canadá con apenas 100 dólares y su familia, decidió no quedarse quieto. “No me puedo quedar así; voy a vender arepas y voy a empezar el negocio”, afirma. Así nació Arepito, como un rescate de la tradición, homenaje y apuesta emprendedora.
Innovación y sabor colombiano en Canadá a punta de arepas: la infalible receta paisaDeterminado a distinguir su producto, Jorge decidió que sus arepas serían 100% de maíz y optó por usar queso mozzarella ante la ausencia de queso costeño: “Desde que lo empecé, quise hacerlo de la mejor manera: sacar un producto rico, algo que valiera la pena, que la gente probara y sintiera un buen sabor”.
Además, Quinceno incorporó leche condensada en la receta inspirado en la tradición paisa, fusión que ha encantado a sus clientes, especialmente a los turistas de origen indio.
La arepa con queso y leche condensada suele sorprender a quienes la prueban por primera vez.
“A veces la gente llega y dice: ‘¿Cómo así que usted va a dar queso con leche condensada?’. Y les respondo: ‘No, pruébelo, si le gusta, ya le echo en el resto’... El 90% de las personas que lo hacen vuelven a pedir que les eche leche condensada en toda la arepa”, comentó el colombiano.
Toronto, ciudad diversa: los retos del emprendimiento del colombiano Jorge QuincenoUno de los aspectos que más impresiona a Quinceno es la variedad cultural de su clientela, cuyo grupo más numeroso proviene de la India.
“Para mí es bastante interesante ver, por lo menos, a chinos, coreanos, japoneses, canadienses, hindúes, africanos y jamaiquinos comiendo arepa. Eso, para mí, es emocionante”, precisó el migrante colombiano.
Cada arepa se vende a 10 dólares canadienses, un precio mayor al de las arepas de harina, pero justificado por la calidad de los ingredientes y el proceso artesanal que exige arrendar cocinas especializadas.
Además, en Canadá iniciar cualquier negocio gastronómico implica superar regulaciones, rentar cocinas y acceder a equipos.
“Yo no me doy por vencido. Como buen colombiano, siempre toco puerta; no me da pena pedir un favor”, afirma, mencionando a Jorge Melo como un amigo fundamental para poder usar herramientas y espacios industriales.
Entre la construcción y la cocinaA pesar de la popularidad alcanzada tras el éxito de uno de sus videos en redes sociales, Jorge aún debe alternar la venta de arepas con su trabajo en construcción de lunes a viernes.
Los domingos asiste a festivales junto a su familia, luchando por consolidar el negocio de sus sueños: “Me toca estar ahí, luchando por dónde vender las arepas. En Toronto no es nada fácil, por lo que entre semana trabajo en construcción y los fines de semana asisto a festivales, que son demasiado costosos”.
La clientela fiel sigue sus pasos por toda la provincia, y recorren distancias largas solo para probar sus arepas, lo que le recuerda siempre la relevancia de la disciplina y la perseverancia.
El mayor sueño de Jorge Quinceno es convertir su negocio ‘Arepito’ en un referente nacional en Canadá. Sueña con tener una fábrica, un camión de comidas y una cadena de hasta 100 puestos en el país.
“Es lo que anhelo, lo sueño. Yo me acuesto, cierro los ojos y lo veo. Lo siento, me imagino manejando a cada puesto para supervisar, para estar pendiente, para mover las arepas. Tengo una fábrica en mi cabeza, donde está toda la maquinaria que necesito y mis 100 puestos de arepas”, cerró Quinceno.
“A Colombia la llevamos en las venas; yo, por lo menos, la llevo en la cabeza, en mi cerebro, en mis pulmones, en mis riñones, en todo, mejor dicho. Es un amor que no se puede dejar y que nunca se olvida”, concluyó.