Este platillo es rico en nutrientes, ideal para personas con resfriado
La preferencia por el caldo de pollo como alimento durante episodios de resfriado no solo responde a la tradición, sino que encuentra respaldo en investigaciones científicas que destacan sus efec...
La preferencia por el caldo de pollo como alimento durante episodios de resfriado no solo responde a la tradición, sino que encuentra respaldo en investigaciones científicas que destacan sus efectos sobre los síntomas respiratorios.
Se ha identificado que este platillo, preparado con pollo, vegetales y especias, ofrece una combinación de nutrientes y propiedades que contribuyen a la recuperación y al alivio de molestias como la congestión nasal y el dolor de garganta.
El consumo de caldo caliente resulta especialmente beneficioso para quienes padecen infecciones respiratorias, ya que favorece la hidratación, un aspecto esencial cuando la fiebre o la congestión provocan pérdida de líquidos. Además, la temperatura del caldo ayuda a despejar las vías respiratorias y a calmar la irritación de la garganta, al tiempo que reduce la sensación de escalofrío.
En cuanto a su composición nutricional, el caldo de pollo aporta proteínas de alta calidad, fundamentales para la reparación de tejidos y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Los vegetales que suelen acompañar la receta, como zanahorias, apio, ajo y cebolla, enriquecen el platillo con vitaminas A, C y K, antioxidantes y minerales como zinc y potasio. Esta combinación de ingredientes convierte al caldo en una fuente completa de nutrientes para quienes atraviesan un proceso infeccioso.
El proceso de cocción lenta libera compuestos con efectos antiinflamatorios, entre los que destaca la cisteína, un aminoácido que puede contribuir a disolver el moco en los pulmones. Además, la gelatina natural proveniente de los huesos favorece la salud intestinal y refuerza el sistema inmunológico.
Estas propiedades han sido documentadas en un estudio publicado en Chest, la revista oficial del Colegio Americano de Médicos del Tórax, que concluyó que el caldo de pollo puede reducir la congestión nasal y mejorar el flujo de moco, lo que se traduce en un alivio de síntomas como la nariz tapada o el dolor de garganta.
La facilidad de digestión es otro de los atributos que hacen del caldo de pollo una opción adecuada durante enfermedades respiratorias. Al requerir poca energía para su procesamiento, el organismo puede absorber rápidamente los nutrientes sin sobrecargar el sistema digestivo, permitiendo que los recursos del cuerpo se concentren en combatir el virus.
Para potenciar el efecto curativo del caldo, se recomienda emplear pollo con hueso —preferentemente muslos o carcasa—, zanahoria, apio, cebolla, ajo, jengibre (opcional por su acción antiviral), perejil fresco, sal, pimienta y agua. Es posible enriquecer la preparación con arroz, fideos integrales o cúrcuma, esta última reconocida por su acción antiinflamatoria.
El consumo de caldo de pollo puede repetirse varias veces al día mientras persistan los síntomas del resfriado. Esta práctica no solo proporciona confort y nutrición, sino que también contribuye a la recuperación de fuerzas y al combate de la infección desde el interior del organismo.
Preparar el caldo en casa con ingredientes naturales garantiza la conservación de todas sus propiedades, consolidando a este remedio tradicional como una herramienta eficaz para enfrentar los resfriados.