El homenaje de los fans de Liam Payne a un año de su muerte: emotivos discursos, dolor y un grito de justicia
8.700 horas, 365 días, más de 52 semanas, no importa cómo se mida el paso del tiempo, para cientos de fans, el transcurso de las cosas parece haberse detenido desde aquel trágico momento: el ...
8.700 horas, 365 días, más de 52 semanas, no importa cómo se mida el paso del tiempo, para cientos de fans, el transcurso de las cosas parece haberse detenido desde aquel trágico momento: el miércoles 16 de octubre, el día que Liam Payne murió trágicamente en un hotel del barrio porteño de Palermo, después de caer desde el balcón de su habitación. Desde entonces, no hubo momento en el que sus fanáticos no lloraran al cantante británico. Por esa razón, en el primer aniversario de dicho suceso, las filas de seguidoras volvieron a copar la entrada de Casa Sur en homenaje a su memoria.
Liam, la voz que alguna vez recorrió el mundo con One Direction, partió de forma abrupta. La noticia fue un rayo que partió la calma en dos. Hoy, exactamente un año más tarde, la escena se repite. Durante toda la jornada, hasta entrada la tarde, la gente se acercó al memorial. Fotos, flores y cartas nunca dejaron de estar presentes. El árbol elegido como punto de encuentro se transformó en un altar; nuevas flores, velas, imágenes y cartas se sumaban al paso de quienes llegaban, portando la pesada dulzura de la nostalgia.
La mayoría, autoconvocada, se fue acercando en silencio, renovando el tributo que nunca perdió vigencia. A las 16, la hora señalada —la misma en la que se produjo la caída mortal—, los grupos de fans, organizados y unidos por ese dolor compartido, establecieron el momento central de la vigilia.
En el corazón del círculo formado bajo el árbol, las encargadas de la reunión tomaron la palabra. Sacaron un discurso escrito a mano, tan tembloroso como sus voces. Valeria, responsable de liderar el acto, sostuvo el papel con la fuerza de quien asume el peso de las lágrimas ajenas y propias. En su voz resonó la tristeza, el pedido de justicia, la certeza de estar juntas para sostener el recuerdo. Apenas salieron las primeras líneas, las lágrimas volvieron a rodar por los rostros de quienes escuchaban; el acompañamiento fue unívoco, arropado por la música de One Direction que sonaba de fondo, como si las canciones pudieran curar la herida, aunque solo fuese por un momento.
“Una vida llena de sueños, de metas, de ilusiones y, sobre todo, una vida llena de dones y talentos que vos brindaste a lo largo de todos estos años a través de tu música y tu arte. Hoy queremos dedicarte estas palabras sabiendo que en donde vos estés nos escuches. Liam, nos has dado muchísimo para recordarte. No podemos olvidarte. Nos diste amor y dedicación a través de tu humildad y modestia y a través de tu corazón grande, dando una luz de esperanza al mundo a través de tus canciones. Cada recuerdo que tenemos de ti es un recuerdo que nos hace sonreír y a la vez llorar por la injusticia de que ya no estés. Nos amaste tanto que sentimos que fuiste fan de tus propias fans”, comenzó el discurso, elaborado con esmero y verdad.
La lectura siguió: “Nos dejaste un legado increíble, maravilloso y para aquellos que tuvimos la dicha de conocerte como artista, encontramos un motivo para ser felices y luchar. Nos salvaste, nos encantaste con tu dulce voz, nos hiciste sonreír y volver a creer en los sueños, nos hiciste emocionarnos muchas veces con cada concierto, con cada canción que escribiste. Nos diste una pasión que entendemos en las palabras que tenían tus canciones. Hoy sabemos que el tiempo pasó muy rápido y aunque muchos de nosotros nos quedamos detenidos en aquel 16 de octubre, es un año que no dejamos de llorar. Es un año que la tarde se cae y cae cada día. ¿Y sabes por qué? Porque tu ausencia marcó y marca los corazones de todos los que te amamos. Esa marca es una huella imborrable, estará en nosotros por siempre. Esa huella también está marcada por tu generosidad y amor para quienes le brindaste tu ayuda.”
La voz de Valeria transformó el lugar en un espacio de recogimiento. No hubo interrupciones, solo la atención tensa de todos los presentes, el silencio apenas atravesado por el llanto que se multiplicaba a medida que los sentimientos afloraban. Las palabras finales de su discurso sellaron la ceremonia: “Tu memoria permanecerá intacta en todo el universo, porque tú te has comarcado en esa luz que seguirá brillando en todo el mundo eternamente. No te vemos más que en recuerdos, pero te sentimos presente para siempre. Te recordamos cada día y amamos para siempre. Justicia por Liam.”
Todo el homenaje fue transmitido en vivo. El club de fans, a través del streaming, convirtió el círculo del barrio de Palermo en un rito global: fanáticos y fanáticas de todas partes compartieron digitalmente el mismo gesto de despedida, la misma lágrima y el mismo grito.
A las 16.25, manos temblorosas prepararon la suelta de globos: mensajes, recuerdos y deseos de despedida —escritos en el momento— se anudaron a globos que subirían al cielo. Bajo el eco de “If I Could Fly” y después “Half a Heart”, veinte globos comenzaron a flotar, entre ellos uno con forma de Batman: una broma interna, el guiño perfecto a los años de boyband. Faltando poco para las 17:00, la canción “Teardrops”, uno de los temas solistas de Payno, lo envolvió todo y los globos finalmente se elevaron, llevando en su ascenso el amor de los presentes y el dolor por la ausencia.
Después, el homenaje se volvió abrazo colectivo: un minuto de aplausos, el grito desgarrado de “Justicia por Liam” y los primeros acordes de “Hey Angel” acompañaron el pedido de verdad. Para los presentes, y para quienes miraban desde lejos, era la manera de convertir el dolor en algo activo, en memoria con pulsión de futuro.
“Y es muy confusa la cosa. Yo al menos estoy re angustiada. Es bronca, tristeza, dolor, incierto, te preguntas qué pasó. Porque hace un año que sabemos que una persona falleció, pero no sabemos qué pasó, porque nadie nos dijo qué pasó”, le contó una de las chicas presentes a Teleshow, relatando un poco como vivió estos doce meses. Ella no solo es fan sino que también forma parte de la organización, que a este punto se convirtió en un grupo de amigas: “Nos juntamos acá, o sea, empezamos a venir, empezamos a conocernos y ahí empezó como una amistad también, unidas por el dolor, pero… creamos un grupo”.
Valeria se volvió un pilar para los presentes. Consoló, abrazó, sostuvo, aunque estuviera tan dolida como cada una de las personas que acudieron para decirle a su ídolo. Y en medio de su propio dolor y el ajeno, se animó a hablar de con este medio, sobre como logró sobreponer su dolor para ayudar al resto.
“Yo venía mal. Yo estaba tan mal que… Bueno, hago tratamiento psicológico porque fue necesario en mi caso. Sucedía que las chicas estaban mal, todas me escribían llorando. Yo le decía al psicólogo: ‘No puedo con esto, no sé qué hacer’. Entonces, él me dijo: ‘¿Por qué no buscas la manera de que lo que hagas a vos te ayude para también aceptar ciertas cosas y superar otras?’“, dijo, abriendo su corazón.
“Entonces, yo empecé a escuchar. Empecé a escribir, a escribir, a escribir. Eso me ayudó mucho. Después con las chicas también, o sea, ser yo la que tiene que estar, poniéndose todo encima para que ellas estén bien y ayudarlas, porque es muchísimo, es muchísimo lo que ellas sufren. Yo no lo entendía hasta que una vez mandé mi carta al Memorial de Reino Unido, mandé una foto de Liam con una inscripción que decía mi nombre y cuando la vi en el vivo de ella no pude dejar de llorar. Ahí entendí lo que sentían todos los demás. Y eso es como ayudar a los demás, me ayuda a mí. ¿Me entendés? Porque yo siento que son jóvenes, que podemos hacer un montón de cosas, que Liam no quiere vernos así“, explicó acerca de como hizo para acompañar al resto de las personas
Sobre las palabras que había leído minutos antes, dijo: “Lo escribí yo. En realidad lo escribí para los nueve meses. Lo leímos acá ese día, cuando trajimos el cuadro, pero me pareció que era el momento para volverlo a leer y recordar todo lo que significa, porque eso lo que escribí, fue lo que cada una me fue diciendo, qué era Liam, qué significaba Liam para ellas. Él era fan de sus propios fans. Eso no me lo va... Cómo contenía, cómo ayudaba a la gente, todas las cosas buenas que hizo. De eso tienen que hablar, de todas las cosas buenas que hizo Liam. Malas, cosas malas o equivocaciones, cometemos todos. Pero Liam hizo muchas cosas buenas y esas cosas no se contaron aún”.
En la caída de la tarde, cuando los globos ya flotaban lejos y las canciones de Liam Payne seguían sonando en bocas temblorosas, el memorial quedó cubierto por la huella de cientos de pasos y la promesa silenciosa de no dejarlo ir. No hubo consuelo fácil ni respuestas definitivas, pero sí una certeza compartida: mientras siga viva la memoria, el dolor encuentra sentido y la ausencia se transforma en homenaje. Para quienes lo amaron y lo siguen amando, Liam Payne no solo habita el recuerdo; su luz —esa que encendió escenarios y corazones— seguirá brillando indócil, cada 16 de octubre y cada día en que sus canciones sean refugio y bandera.
Fotos: RS Fotos